viernes, 5 de marzo de 2010

ARQUITECTURA DEL S. XIX


ARQUTECTURA DEL S.XIX

La primera mitad del siglo, la arquitectura se inspiraba en modelos históricos. Así se continuaban construyendo edificios de estilo clásico (neoclásico), pero también aparecieron por influencia del romanticismo los estilos neogótico, neorrománico, neomudéjar etc. Algunas obras muy conocidas son El Parlamento de Londres (neogótico) y la Ópera de París (clasicismo).
La arquitectura encuentra bastante estimulo dentro de las ciudades. Se levantan construcciones rápidas, baratas, con gran altura en sentido vertical. Las nuevas ciudades se caracterizan: por la separación de las dos clases sociales (burgueses y obreros); interés por las calles, más que por los edificios; importancia de las zonas verdes (jardines) y las fabricas.
Sin embargo, no se puede hablar de uniformidad en los estilos y las soluciones arquitectónicas y urbanísticas, sino de algunas como la tecnificación de las soluciones, empleo de nuevos materiales como el hierro colado, vidrio, cemento -éste a finales de siglo- y tendencia al funcionalismo. Al lado de estos datos que reflejan el empuje de la "modernidad", hay que recordar que la nueva realidad no es del gusto de todos y, frente al triunfo del maquinismo y de la técnica, se elevan las voces que reclaman un retorno al orden anterior. En arquitectura estas reivindicaciones se concretarán en los estilos revival.

Los estilos históricos


Existe en el XIX un retorno a la estética del pasado; de hecho, el neoclasicismo del XVIII ya fue una primera manifestación de esta tendencia.
Se habla de revival porque se construye a imitación de las antiguas arquitecturas egipcia, india, china, romántica o gótica. Pero no siempre de manera unitaria, sino que se toman elementos de una y otra añadiéndolos a edificios que poco tienen que ver con los modelos antiguos.
Mientras que muchas de estas obras son deplorables, otras tienen un notable interés, como la decoración exterior neogótica del Parlamento de Londres.
Uno de los grandes representantes es John Ruskin, que, defiende una síntesis entre la belleza antigua, y la tecnología del momento: las estructuras deben ser modernas; la decoración, gótica.
En Francia Eugène Viollet-le-Duc restaura importantes monumentos góticos como Notre-Dame de París, las catedrales de Reims y Chartres y reconstruye ciudades enteras, como Carcasona.
El ingeniero Gustave Eiffel, levantó para la Exposición de París de 1899 la torre llamada, también, igual que su apellido, que pasó a ser el edificio más alto del mundo, y que se convirtió en el símbolo de la modernidad.






La arquitectura del hierro


A finales del siglo XVIII se utiliza en algunas construcciones el hierro colado, que se obtiene por fusión. Algunas importantes son el puente Coalbrookdale, construido en 1777 por T,. F. Pritchard, y el Teatro Francés de París, de 1789, obra de V. Louis. Al mismo tiempo, se desarrolla la producción de vidrio en cantidad y variedad.
La máxima expresión de la arquitectura del hierro son las construcciones para las exposiciones universales. El Palacio de Cristal de Londres (obra de Joseph Paxton, de 1851) es una construcción a partir de elementos prefabricados en serie. Este tipo de construcciones, se pueden montar y desmontar, trasladar e instalar en otra ubicación. El Palacio de Cristal se construyó en menos de seis meses con 70.000 m2 de superficie; lo sustentan 3.300 columnas de hierro, con 2.224 travesaños y 300.000 láminas de cristal. Esta construcción es un antecedente de lo que será la arquitectura del siglo XX.
Se inicia la colaboración entre arquitectos e ingenieros, aunque la formación que se da a ambos tipos de profesionales es muy distinta; ya que, los primeros deben pensar en términos estéticos, y los segundos en términos técnicos.

La escuela de Chicago


En los Estados Unidos se opta por una arquitectura utilitaria y racionalista. La ciudad de Chicago es destruida por un incendio en 1871, lo que obliga a levantarla de nuevo. Se produce una gran especulación sobre los solares, ya que Chicago es una ciudad floreciente y ello suscita una gran demanda de construcciones. La solución que se adopta es la construcción en vertical: muchos pisos elevados sobre una planta reducida. Nace así el rascacielos, cuya estructura será metálica y permitirá la ubicación de ascensores. La escuela de Chicago está integrada por un conjunto de arquitectos que proponen soluciones como, estructuras metálicas revestidas según la función del edificio; las ventanas pueden ser tan grandes como se quiera y el muro de carga deja de tener sentido. El representante más importante de la escuela de Chicago es Louis Sullivan.

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